2.8.08

Tirasoga

Ya sé cómo funciona todo; ya sé que va a pasar.
Un par de bailes inocentes, gritos detrás de canciones conocidas, unas vueltas para despeinarse, tragos con pequeñas burbujitas, dolor de pies: en resumen, una clásica noche.
Después es cuando ya se pone interesante la situación y las reglas del juego cambian.
No hay que tentar al diablo si no vas a seguir y terminar lo que empezaste. Unas pláticas normales pero jugando con fuego. Empieza una conversación de las que ya he escuchado en mil versiones diferentes: que las mujeres, que me hicieron daño, que no puedo creer en nadie, que sería capaz de enamorarme de ti, que quiero darte un beso, que honestamente no soy diferente, que soy manipulador, que me fascinas, que quiero darte ese beso. Es un jala y empuja a ver quien cae primero y a ver quien es mejor estratega.
No me molesta el juego; por el contrario, me entretiene de sobremanera. Me entretiene sobretodo porque ya sé a dónde te diriges, ya sé que quieres con tus atenciones y tu caballerosidad... puedo ver tus intenciones y ya sé como te voy a manejar. Te digo que tengo frío. Ya sé hacia donde te diriges y ya sé como pretendes modificar mis planes. Me respondes que en tu carro hay calefacción, y me pasas tu saco. Iluso, no sabes con quien estás metiéndote... con cuidado, te vas a quemar. No vayas a reclamar que no te lo dije.
Después de la sarta de promesas de "no va a pasar nada que no querrás que pase", "yo no soy de esos", "te respeto" decido que es momento de llevar el juego al siguiente nivel... de llevar esta guerra de poder a un terreno digno de mi.
Finalmente llegamos a dónde querías. Crees que en tu terreno estaré desvalida y que ya no podré resistirme a tus encantos. Cuán equivocado estás. Siempre es lo mismo... parece que no cambia la rutina... "No va a pasar nada que no querrás que pase" se convierte de repente en un insistente "que mejor pase". Cuando me niego, me acusas de fría porque ya no sabes que hacer. Te dije que tuvieras cuidado y preferiría si dejaras de hablar tanto. Te ríes, ya no sabes que más hacer; ya es momento de regresar. Me pides mi numero... todavía no sé porqué.
Te despides... te veo irte... con tu lado de la soga caída y derrotado.

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