De príncipes y para siempres...

Todas crecimos con la idea que nos casaríamos con el príncipe azul y viviríamos felices para siempre; todos creemos que las amistades duran para siempre... partida de ilusos. No nos culpo francamente. Desde pequeños nos martillan un montón de ideales que nunca van a pasar. Y luego se pregunta la gente ¿porqué las personas están traumadas y porqué el mundo se está iyendo por el caño?

Tenemos conceptos distorsionados de la realidad, tanto como la que nos rodea como la que somos... y nada cuadra. Todo está torcido y armado para el lado que no es; es hasta que le encontramos el modo, torcemos un poquito el cuello y enfocamos bien que sabemos en donde es que estamos parados. ¿No creen que sería más fácil si ya lo supiéramos sin tanto rollo? Claro que nos perderíamos de todo el aprendizaje que esto conlleva pero no nos costaría tanto separarnos de las personas, ni aceptar a los hombres como son, por ejemplo.

Las amistades no duran para siempre... y la niña con la que jugabas en tercero primaria talvez sí o talvez no te siga hablando en quinto bachillerato; así como la niña que detestabas pueda ser tu mejor amiga de repente. Los hombres no son príncipes azules con castillo incorporado, una fortuna, el suegro perfecto, la madre que nunca aparece, el perro entrenado y la servidumbre lista y preparada. Los hombres pues son hombres tal como las mujeres somos mujeres. No todas cantamos como el ruiseñor con nuestros labios cual carmín ni tenemos el pelo dorado cual rayos de sol ni caminamos con la gracia del viento mismo... A veces el solo caminar es un dolor.

Simpática cómo funciona la vida... y no es precisamente como el relojito suizo que imaginamos. Pero al final del camino, uno se da cuenta que con todos los cambios de vía, los altos, sus cruces peligrosos y su camino resbaloso, vale la pena seguir andando por allí y viendo con que se topa uno. No se sabe cuando nos puede dar una sorpresa, o aparecerse un camino que no conocíamos. Todo es cuestión de torcer el cuello, apachar los ojos para enfocar bien y seguir caminando.